Apenas cuatro meses estuvo en su cargo Javier Touriñan, de gran trayectoria en la política chubutense, que llegó para «acomodar las filas» del gabinete de Mariano Arcioni, aunque su paso tuvo más de expectativa que de realidad.

 

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La llegada y salida de un funcionario de trayectoria para la provincia pasó sin pena ni gloria, en una gestión provincial que padece una grave crisis económica y financiera, atravesada principalmente por el conflicto del atraso en el pago de los haberes.

Touriñan, asumió a principios de agosto pasado, como Secretario General de la Gobernación, tras la salida escandalosa y a las apuradas de Andrés Meiszner.

Su nombre siempre se rumoreó puertas adentro, así como el de su hermano, ex secretario de Hacienda de la Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Diego Touriñan, a quien le propusieron sumarse a cargo de la cartera de Economía en varias oportunidades, aunque su arribo nunca se concretó.

Seis meses es mi plazo, es una meta, no es que tenga una fecha de vencimiento. Chubut ha sido generosa conmigo y debo devolver algo de lo que me dió”, declaró en el momento de su asunción, el comodorense.

A las claras, el objetivo era lograr a través de su figura, mayor consenso para atravesar los conflictos más latentes, y por supuesto, acortar la brecha entre Fontana 50 y la Legislatura, lo que en el presente político de Chubut, no parece tarea sencilla, mucho menos una cuestión a resolver en pocos meses.

El funcionario, ya se había desempeñado en el gobierno provincial durante la gestión del ex gobernador Martin Buzzi como Ministro de Gobierno. Y posteriormente, en 2015 asumió como diputado provincial por el Frente para la Victoria hasta diciembre de 2019, aunque gran parte de su mandato, estuvo afectado por problemas en su salud.

Recientemente había sido designado como presidente de Petrominera, de donde estaba bajo licencia, y adonde volverá para continuar con la función pública, un lugar sin tanta exposición. Soldado que huye, dicen, «sirve para otra guerra».