Durante el día de ayer se llevó a cabo el acto por el 40° aniversario de «El día que Madryn se quedó sin pan», en el que se recuerda la jornada en la que arribó al puerto de la ciudad el buque SS Canberra, con jóvenes argentinos que habían estado en la Guerra de Malvinas.
En esta oportunidad, se realizó un emotivo evento en las inmediaciones del Muelle Almirante Storni, donde estuvieron presentes el gobernador Mariano Arcioni, el vicegobernador Ricardo Sastre, el intendente Gustavo Sastre y más de 350 Veteranos de Malvinas que arribaron desde distintas localidades del país. También estuvieron representantes de los Gobiernos Provincial y Municipal, al igual que diputados provinciales y concejales locales.
En primer lugar, se entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino. Luego, se hizo entrega de la Ley Provincial que declara a Puerto Madryn como «ciudad receptora de los soldados provenientes de las Islas Malvinas en el buque Canberra el 19 de junio de 1982, convirtiéndolos en héroes de Malvinas al pisar suelo argentino».
Posteriormente, el Intendente le entregó un reconocimiento a Mabel Outeda, la única fotógrafa que fue testigo de aquel desembarco, registrando para la posteridad las imágenes de ese momento con su cámara.
Sobre el final del acto, se descubrió una maqueta del buque SS Canberra, realizada por Santiago Pereyra, vecino de Puerto Madryn, que donó esta obra al Centro de Veteranos de Guerra de la ciudad.
Además, se presentó el monumento formado por la parte superior de la pluma de lo que fueron las grúas eléctricas VKE, de origen alemán y que fueron parte del equipamiento original del Muelle Almirante Storni.
Por último, las docentes María Agustina Quinteros Pinasco, Anabel Guerra, Erika Machado y Gabriela Blasco hicieron entrega de las bufandas celestes y blancas, tejidas en el marco del proyecto «40 años después te volvemos a abrazar», el cual contó con el apoyo del Municipio de Puerto Madryn.
En su discurso, el Intendente dijo: «Hace 40 años no solo abrazamos una causa. También abrazamos a quienes fueron a defenderla. Fue así como este pueblo les abrió los brazos y también su corazón a esos chicos que llegaban con sus heridas multiplicadas, con sus angustias frescas, con el horror en sus ojos. Ellos llegaron con el alma rota pero acá los recibieron corazones enteros y manos abiertas».
El Jefe Comunal continuó: «Hay cosas que no se transfieren. El amor por la patria es una de ellas. Y mucho más, el amor por quienes la defendieron. No venían derrotados. Venían de dar pelea. Injusta, desigual. Pero convencidos, aún en sus tiernos pensamientos, que fueron en busca de lo correcto: recuperar para siempre lo que a esa patria le correspondía».
«Hace 40 años, Madryn se quedaba sin pan. Y por qué no, también sin lágrimas. Miles y miles de soldados agrietados en su cuerpo y en su espíritu descendieron en esta tierra que gritó sus nombres aún sin saberlos. Y que, a empujones, corrieron las murallas que trataban de separarlos de la mejor bienvenida, que en su dolor tal vez no la esperaban. Definimos aquella epopéyica jornada del 19 de junio de 1982 como el día en que Madryn se quedó sin pan. Histórica definición para el final del paso por la guerra de soldados valientes, inquebrantables en su fe», agregó Sastre.
En su discurso, también remarcó: «Ellos llegaron con sus uniformes raídos, salpicados por sangre y cortados por el fuego, pero envueltos en una llama eterna de gloria y de esperanza. Las heridas de una guerra nunca cicatrizan. Pero tienen la capacidad de encerrar los recuerdos. Ni el paso de tantos años pudo borrar de estas calles, el paso de nuestros soldados a quienes esperaba el amor de toda una comunidad que despertó con la alegría de volver a verlos».
«Sintieron su calor, entraron en sus casas, apretaron sus manos, contaron sus angustias, mitigaron sus dolores. Estaban ante un pueblo convencido que les daba la bienvenida a pequeños grandes héroes. Pequeños porque en sus ojos todavía se podían ver latir los sueños de la adolescencia. Grandes, porque fueron protagonistas de una verdadera epopeya, desprovistos de todo egoísmo, aún a costa de exponer ante el enemigo, el más preciado tesoro del derecho humano: la vida», enfatizó.
El Intendente sostuvo: «Malvinas es parte de una gesta. La gesta que escribieron los ex combatientes que hoy nos acompañan y aquellos que quedaron para siempre siendo parte de la tierra, el frío, el mar y el viento de las islas. Queremos en este día histórico soltar todas y cada una de las emociones que sentimos dentro del corazón. Recordar aquel 19 de junio es recordar también a madres, padres, hermanos, esposas, hijos que también sufrieron las ausencias de la guerra».
«Queremos que este sea el reencuentro de un gran abrazo. De quienes pisaron esta tierra después de vivir los horrores de las batallas. Y de quienes como pueblo decidieron dar otra pelea. Contra la injusticia y el olvido. Contra la desesperanza y la tristeza», apuntó.
Por último, Sastre concluyó: «Quiero terminar estas breves palabras, con una pequeña, breve poesía. Que le da alma y vida a quien fuera el tercer protagonista de este encuentro: el pan. Ese pan que unió para siempre a un pueblo con sus soldados, a las islas con su tierra y con su patria verdadera y legítima: ‘Pan: ahora, intacto, eres acción del hombre/milagro repetido, voluntad de la vida. Del mar y de la tierra, haremos pan, no para un hombre sino para todos. El pan, el pan para todos los pueblos. El pan sagrado de la libertad'».