La senadora de JxC Edith Terenzi, planteó la moción de preferencia para el tratamiento del proyecto de Comunicación, ingresado el 28 de diciembre del año pasado, por la muerte de Alejandro «Tino» John, donde se solicita la apertura de la causa.

Alejandro «Tino» John era un vecino de Las Golondrinas, Lago Puelo, que fue muerto por la Policía de Chubut durante un procedimiento en su casa el pasado 27 de mayo.

El proyecto fue acompañado por diecisiete senadores del Interbloque de Juntos por el Cambio y fue girado a la Comisión de Seguridad Interior, que aún no ha sido conformada.

El proyecto de Comunicación fue girado a la Comisión de Seguridad Interior, que aún no ha sido conformada. El 20 de diciembre de 2021 también se envió la documentación a la Comisión Permanente de Derechos y Garantías, que tampoco ha sido constituida al día de la fecha, solicitando que pudieran recibir en su seno a la Sra. Claudia Costa Basso, pareja de Tino John, quien puede dar testimonio en primera persona de lo que sucedió en su casa en Las Golondrinas, Lago Puelo, cuando el GEOP (Grupo Especial de la Policía de la Provincia) irrumpió en su domicilio en forma violenta y cruel, ultimando de un balazo en la cabeza a Tino John.

Él era paciente crónico, con padecimientos psicológicos por un cuadro de bipolaridad. Llevaba una vida normal, con tratamiento, pero estaba pasando por situaciones de mucho estrés ya que, a raíz de los incendios, había perdido sus frutales, el galpón, su invernadero, también el alambrado perimetral de su propiedad y tenía mucho temor a las usurpaciones, tan comunes en la zona, especialmente después de los incendios.

Tino, como tantos otros vecinos, había disparado tiros al aire el día anterior por intrusos en su propiedad. No era habitual que lo hiciera, pero tenía miedo de perder aún más de lo que ya había perdido. Tenía todavía los pies quemados, con ampollas, producto de las «guardias de cenizas» para evitar nuevos focos de incendio.

Más de veinte efectivos irrumpieron en su casa, ataron a su pareja con precintos, con las manos en la espalda y de un culatazo la tiraron en un sillón. Subieron la escalera detrás de Tino, tiraron gases lacrimógenos, bombas de estruendo y lo asesinaron en una habitación de 4×4 con un balazo en la cabeza.

En el piso de abajo Claudia escuchó, con desesperación, desde en un handy «hay que confirmar la muerte». La liberaron de las ataduras poco antes de que llegara la Fiscal a la escena. Habían pasado más de veinte minutos desde la llegada del GEOP cuando exhibieron la orden de allanamiento. Tino ya estaba muerto.

El entonces Ministro de Seguridad de la Provincia, Federico Massoni, reconoció que el operativo no se realizó en conjunto con el Ministerio de Salud y que las fuerzas de seguridad no cuentan con un protocolo de acción para preservar la seguridad en situaciones donde está involucrada una persona con un padecimiento mental.

Estamos, sin ninguna duda, ante un hecho de violencia institucional.

En la más pura concepción weberiana, el Estado, ejerciendo el monopolio del uso legítimo de la violencia a través de la fuerza pública, llevó adelante un procedimiento extremadamente cruel que colisiona visiblemente con la protección dispuesta en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el llamado Pacto de San José de Costa Rica, de jerarquía constitucional.

Todas las víctimas tienen un rostro. Éste es el de Tino John, buen amigo, buen vecino, buen padre, buen compañero. Hoy está en un portarretrato, en el recuerdo de sus seres queridos, pretendiendo no caer en el olvido.

Y el dolor continúa aún. Han transcurrido más de 10 meses desde la muerte de Tino John y al día de hoy la causa todavía se encuentra en proceso de investigación por parte de la Fiscalía. Creemos que ya es el tiempo de que se proceda a la apertura de la causa y que finalmente, Tino acceda a la Justicia que se merece.

Están sindicados los responsables materiales de este hecho. Pero este procedimiento también tiene responsables políticos; de ellos hablaremos en breve, en otros ámbitos, porque hay toda una cadena de mando que debe responder por sus acciones y también por sus omisiones.