El precandidato kirchnerista volvió al Valle tras su derrota de 2023, pero se encontró con una militancia frustrada, enojada y cansada de candidatos impuestos desde Comodoro.

Juan Pablo Luque volvió al Valle por primera vez desde que perdió las elecciones en 2023, y lo hizo por la interna peronista del 3 de agosto. Eligió Puerto Madryn para relanzar su campaña como precandidato a diputado, pero el resultado fue el peor: no logró juntar ni veinte personas. Lo poco que hubo, fue reclamo. El malestar por su larga ausencia y su silencio fue evidente.

El encuentro, lejos de mostrar respaldo territorial, reflejó el aislamiento político del comodorense. La militancia lo percibe como un candidato puesto a dedo por la conducción nacional, desconectado de la provincia y sin presencia real. “A Luque no lo eligió nadie acá” disparó un militante del Valle. Ya no alcanza con la bendición de Buenos Aires para ser candidato.

Luque intentó mostrarse competitivo, pero se fue de Madryn con menos fuerza que con la que llegó. La escena fue clara: promesas recicladas, enojo acumulado y un mensaje que no necesita micrófono: el peronismo chubutense no está dispuesto a bancar más imposiciones ni desde Comodoro ni desde Buenos Aires.